Autopista al Mar 2, Todo pasa y todo queda

A comienzos del siglo XXI, la dirigencia paisa se dio a la tarea de formular y gestionar el desarrollo de varios proyectos de infraestructura vial, con el objeto de mejorar las condiciones de movilización terrestre de carga de importación y exportación, desde y hacia los centros de producción de Antioquia, con un incremento de la competitividad regional, materializada en reducción de tiempos de viaje y por lo tanto, de costos.

Es innegable que el empuje paisa y su creciente e innovadora industria, combinadas con la privilegiada ubicación geográfica sobre la zona costera del Caribe en el golfo de Urabá, permitiría hacer realidad la visión de los historiadores. Así, surgieron Autopista al Mar 1 y Autopista al Mar 2, qué junto con el Túnel del Toyo, integrarán a lo largo de 342 kilómetros a Medellín con el golfo de Urabá y el futuro Puerto Antioquia, hoy en construcción.

Allí, donde se mezclan las culturas paisa, costeña y chocoana, con gente de todo el país: afrodescendientes, blancos, indígenas, mulatos, zambos y mestizos, como en cualquier metrópoli mundial; a mediados de 2018 hizo su aparición una raza del lejano oriente, que instaló sus bases de operaciones en Dabeiba y Mutatá. Desde ahí, y en coordinación con las compañías colombianas TERMOTÉCNICA COINDUSTRIAL, UNICA y SP INGENIEROS, los ingenieros y técnicos de CHINA HARBOUR ENGINEERING COMPANY y CHINA HARBOUR CONCESSIONS COMPANY, iniciaron la construcción de la Autopista al Mar 2.

Autopistas Urabá S.A.S., consciente de sus compromisos con la calidad, seguridad y sostenibilidad ambiental de las obras, así como con el manejo de los recursos, confió en la capacidad del equipo humano y técnico del CONSORCIO SERVINC – GÓMEZ CAJIAO y sus socios estratégicos, para asegurar el cumplimiento de estos objetivos mediante un contrato privado de Supervisión Independiente. El alcance de las obligaciones de dicha supervisión constituye un aporte extralegal y proactivo de parte de la sociedad concesionaria, en la búsqueda de entregar al país una vía de modernas especificaciones técnicas, que satisfagan las expectativas no solo gubernamentales, sino también las de un conglomerado social en permanente interacción con el desarrollo nacional.

Hacia una ruta moderna

Los cambios de paisaje, cultura e historia, constituyen un exótico patrón en el camino que conduce del Valle de Aburrá hacia el occidente del departamento de Antioquia. El ascenso inicial rumbo al Túnel de Occidente, deja atrás la eterna primavera de Medellín y sigue por las laderas de la Cordillera Central, hacia el valle del río Cauca y la colonial villa de Santafé de Antioquia, colmada de historia, arte y descanso. Justo en este lugar, sobre el río Cauca emerge en el panorama el majestuoso Puente de Occidente, monumento nacional y emblema de la ingeniería colombiana desde 1895, cuya permanencia marcará un original contraste, con las estructuras viales modernas.

Las estribaciones de la Cordillera Occidental abrazan una serpenteante y ondulada carretera que atraviesa los campos de Giraldo y Buriticá, para luego descender a Cañasgordas, municipio en cuya entrada está ubicado el punto cero de la Autopista al Mar 2. Desde el cero de Cañasgordas hasta la escuela Peñas Blancas, los trabajos de mejoramiento y rehabilitación de la vía existente, exigieron un considerable esfuerzo del equipo constructor para modificar y modernizar el trazado existente.

El objetivo, mejorar la vía en 25,1 kilómetros, construir 2,2 kilómetros de variantes cortas y conectarlas con 22 puentes nuevos y de variada tipología, que suman 2041 metros de longitud, excavar cinco túneles que miden un total de 1330 metros y cimentar y levantar las estructuras de concreto para conformar un falso túnel de 320 metros. Cómo si fuera poco, se estabilizaron numerosos taludes de considerable altura, lo cual requirió la remoción y disposición de 4,6 millones de metros cúbicos de material excavado.

Dabeiba, más cerca en el camino

De Uramita en dirección a Dabeiba, se transita por una zona montañosa y de quebrada topografía, que obligó a los constructores del pasado a buscar una mejor ruta por terrenos ondulados, primero ascendiendo con fuertes pendientes a través de las veredas de Botón y Fuemia, para luego bajar hacia Dabeiba en un trayecto de 26,8 kilómetros. Anteriormente, este recorrido se hacía por la solariega vía nacional de Monos y el Revenidero, hoy con potencial para transformarla en un sendero ecológico propicio para disfrutar de sus bondades. Al nororiente, coronando las serranías limítrofes entre Córdoba y Antioquia, a 3800 metros de altitud, sobresale en el paisaje el Nudo de Paramillo, otrora solo conocido por el doloroso capítulo del conflicto armado, cuyas inmediaciones hoy albergan el desarrollo de exitosos procesos productivos derivados del acuerdo de paz.

La necesidad técnica de continuar desarrollando la autopista con especificaciones geométricas modernas y disminuir tiempo de viaje entre Uramita y Dabeiba, hizo imperioso proyectar la construcción de la variante Fuemia de 15,6 kilómetros de longitud. Los verdes de la vegetación nativa que cubren los peñascos, se vieron alterados por la apertura de las vías industriales, el inicio de los trabajos estuvo marcado por el pintoresco contraste entre algunos milenarios métodos de construcción provenientes de la cultura china y el sistema de trabajo colombiano regulado por especificaciones de carácter legal, especialmente en materia de seguridad y ambiente. Pero así, sin ganadores o perdedores, fusionando la disciplina, inteligencia y recursos del lejano oriente con la ingeniería colombiana y la experticia criolla, la obra adquirió el impulso necesario para hacerla realidad.

En la variante están localizados siete túneles y dos falsos túneles que suman una longitud total de 4830 metros. Entre estos se ubica el más largo del proyecto, el denominado Fuemia con 2188 metros longitud, equipado con sistemas completos de señalización vial, iluminación y ventilación. Adicionalmente, cuenta con un túnel para evacuación en caso de emergencias.

Además de los túneles, en la variante se construyeron 1503 metros de longitud en 17 puentes que conectan 9,5 kilómetros de vía nueva y pavimentada en su totalidad, con numerosos taludes estabilizados, cuyos trabajos requirieron la remoción y disposición de 2,8 millones de metros cúbicos de material. Las cifras son significativas, para alcanzar como único objetivo que Dabeiba esté a tan solo 15 minutos de viaje desde Uramita.

Rumbo al Golfo de Urabá

Dejando atrás el paso por Dabeiba, la vía existente se adentra en los peñascos que conforman el cañón de La Llorona, con exuberante vegetación nativa, coloridas mariposas de todos los tamaños, atmosfera húmeda y los verdes del paisaje, que hacen destacar el trabajo de los primeros y avezados constructores que se abrieron paso hacia las llanuras del Urabá, vislumbrando lo que sería la ruta hacia un promisorio porvenir. Entre tanto, los recuerdos de cruentos episodios de la violencia que convulsionó a la región durante cerca de dos décadas hacen sobrecogedor el trayecto hasta los ríos Tasidó y Bedó, en cuyo paisaje además de los cristalinos charcos, se destacan pintorescos resguardos indígenas de la última tribu Embera Katía, descendiente de los urabaes y los cunas.

En este sector, máquinas y trabajadores enfrentaron el reto de ampliar, revestir y pavimentar el túnel de La Llorona de 446 metros de largo, construir 20 puentes que suman una longitud de 1916 metros, rehabilitar 27,2 kilómetros de vía existente y mejorarla en 19,6 kilómetros incluyendo la apertura de algunos tramos nuevos. Paralelamente, se adelantó la intervención de zonas de estabilidad geotécnica crítica y sostenimiento de taludes, que junto con el mejoramiento de la vía, implicaron el retiro y disposición de 1,9 millones de metros cúbicos de material excavado.

En la meseta de La Renta y con el río Bedó casi oculto en la cañada, el relieve antioqueño se parte en dos, para entrar en la subregión de Urabá y sus tierras de incalculable valor agrícola, ganadero, comercial y turístico. En una gigantesca alfombra verde, colmada por cultivos de banano, plátano, palma, piña y yuca, crecen a ritmo vertiginoso Mutatá, Chigorodó, Carepa, Apartadó, Turbo y Necoclí. No en vano, Urabá significa en lengua katia “tierra prometida” o “golfo de agua dulce”, según los colonos españoles.

Con razón los historiadores del siglo pasado se atrevieron predecir que el futuro de Antioquia estaría en estas ubérrimas tierras que se extienden desde el Valle del Rio Cauca a su paso por Santafé, hasta las orillas del Caribe en el Golfo de Urabá, con su estratégica e inigualable posición geográfica de influencia continental.

Lograr que el usuario de la vía llegue a Turbo o Necoclí en viaje de placer o trabajo, sería imposible sin la rehabilitación y mejoramiento del tramo entre Mutatá y El Tigre y de allí a Necoclí, el mantenimiento y puesta a punto del pavimento. La seguridad y comodidad al transitar a lo largo del corredor, desde Cañasgordas hasta el Golfo de Urabá, son confiados a la infraestructura operativa encargada de los servicios de mecánica, grúa, ambulancia y descanso, así como los controles de peso y dimensiones vehiculares y recaudo de peajes, todo con seguimiento a través de tecnología de Sistemas Inteligentes de Transporte (ITS).

La inversión de 530 millones de dólares y la generación de 7600 empleos directos, con el consecuente impacto en el desarrollo económico de la zona y sus pobladores, son reflejo de la responsabilidad social, derivada del altruismo con que la sociedad concesionaria aseguró la sostenibilidad ambiental de la zona y veló por el bienestar y seguridad de quienes aportaron su capacidad de trabajo y conocimiento para adelantar la obra con elevados estándares internacionales de calidad.

Luego de algo más de cuatro años de estoicismo con que la comunidad ha soportado cierres viales e incomodidades de toda índole y que ingenieros, técnicos y trabajadores  sortearan con éxito la pandemia del COVID-19, superaran desastres naturales y toda suerte de contingencias; Autopistas de Urabá SAS y sus socios chinos y colombianos, en un corto plazo esperan concluir y entregar al país la vía que conectará a Antioquia  con el mar, uniendo la región y buscando globalizar aún más a Colombia con el mundo desde la mejor esquina de América.

Los obstáculos se vencieron, todo lo difícil ha pasado y lo bueno quedará. La Autopista al Mar 2, desde el cielo lucirá como un dragón que vuela sobre la Cordillera de Los Andes, igual que en el imaginario de la mitología china. La magia de la poesía de Antonio Machado y la música de Joan Manuel Serrat, refrendan el trasegar por la vida de quienes entregan su esfuerzo a soñar y hacer realidad toda clase de caminos, hasta los que parecen imposibles: “Todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar y pasar, pasar haciendo caminos, caminos sobre la mar. Caminante son tus huellas el camino y nada más, caminante no hay camino, se hace camino al andar”. Siguiendo la senda de esta inspiradora experiencia, nos reencontraremos en el próximo camino.

Luis Heriberto Bohórquez
Proyecto Mar 2
Ingeniero en Transportes y Vías
Experto en control de calidad de materiales y producción industrial de concretos.

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